Punto de inflexión

En la vida siempre hay un primer día para casi cualquier cosa. Creo que lo más importante es elegirlo y definir, aunque solo sea mentalmente, el porqué. ¿Qué va a cambiar a partir de ese día? Responder a esta pregunta es una tarea complicada pero es tan importante como el cambio que esperas realizar. Elegir «hoy» como el primer día de algo significa que hay un punto de inflexión, un antes y un después de algo importante para ti.

Los fines de semana me dejan exhausta, y por eso, los lunes son mi día menos favorito de la semana. Quiero cambiar esto, quiero que el lunes sea un día más y por eso he decidido hacer algo diferente (ya que he leído un millón de veces la frase: «nada cambia si no cambias nada») y empiezo este cambio retomando este blog y devolviéndolo a sus inicios (antes de que el maldito SEO se apoderara de mi mente y me hiciera estar optimizando todo el tiempo el recurso más preciado de este espacio: LAS PALABRAS).

Quiero aprovechar este lugar remoto de internet para compartir, sin comprimir, las cosas que nos suceden, porque sí, soy consciente de que la mayoría de cosas que me ahogan lo hacen contigo también. Últimamente siento que debo tomarme la vida con más calma. Quiero dejar de correr, dejar de tener prisa y empezar a disfrutar más del proceso que de la recompensa. Por eso he encendido una vela y he sacado uno de mis teclados más bonitos para que este momento (entre tú y yo) sea un poco más especial. Y así espero hacerlo, a partir de hoy, cada Lunes. Tener tiempo para escribir es tener tiempo para organizar pensamientos, prioridades y sobretodo las palabras que se ahogan en la garganta porque quieren salir sin remedio. Creo que si no les das tiempo y espacio acaban saliendo disparadas y sin control en el momento más inoportuno.

Y ahora que ya sabes porque hago esto te voy a pedir que te suscribas a la newsletter y así, cada lunes yo te mandaré el artículo que escriba este blog para que no te olvides de leerlo. Un pequeño momento, entre mis ideas y tus pensamientos . Que seamos unos cuantos me animará (seguro) a escribir más y mejor, haciendo que sea un poco más constante. Como cuando quedas con alguien para estudiar o ir al gym porque sabes que sola te rindes mucho más rápido.

Si tuviera que elegir un tema para hablar de él hoy, como ejemplo de lo que te podrás encontrar aquí más adelante, elegiría las decepciones. A veces creo que me paso la vida decepcionada, que acumulo decepciones como si fueran libros y que no aprendo porque en realidad nunca los leí más allá de la portada. Creo que cuando acumulamos muchas decepciones es principalmente porque esperamos demasiado de los demás y porque no nos detuvimos a leer el libro, sino que cubrimos a una persona de expectativas antes de saber si le gustaban o no los gatos. Igual que es importante tomarnos tiempo para escribir (os juro que estoy infinitamente mejor ahora mismo que cuándo he empezado a escribir este texto) debemos tomarnos tiempo para conocer a las personas, sobre todo antes de esperar nada de ellas.

A pesar de ello, también te llevas decepciones de gente que conoces de toda la vida, pero en este caso te diría que te fijes bien de quien te rodeas y que si alguien te decepciona más de 5 veces deberíamos ser suficientemente valientes como para mandarlos a freír espárragos. Hacerte un Marie Kondo con las personas de tu vida te permite liberar el espacio mental que ocupan algunas de ellas.

Aprendamos también a respetar los tiempos de los demás, si alguien te pide pausa y tu estas en pleno loop ya sabes que se viene una caída mortal. Y es que ahora que ya somos expertas en límites deberíamos empezar a calcular tangentes. Salidas seguras para cualquier situación, de esas en las que el precio no sea borrar alguna parte de ti misma.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.