Podar un árbol

Hay algo mágico en podar un árbol. Hoy he decidido que tengo que ponerle amor al mundo que me rodea y he empezado por los árboles y arbustos que rodean mi casa. Creo que si consigo que el verde entre en mi vida a través de las ventanas, ésta será mucho más bonita. El primer paso consiste empezar a sustituir las plantas falsas de IKEA por otras naturales, ¿Será este otro indicativo del paso del tiempo? ¿Otro argumento más que respalde la idea de que estoy creciendo como persona? ¿Otra responsabilidad más que asumo como por inercia?.

Podar un árbol es como organizar tu vida y cuidar el jardín es algo tan ZEN que no sé porque no he empezado a hacerlo antes. Es como hacer el skincare de tu casa y funciona tanto a modo de terapia como para sentirte infinitamente mejor y más conectada con el entorno. Tener plantas, y saber cuidarlas, requiere de ciertas habilidades, constancia y conocimiento. De lo primero no voy muy sobrada, pero prometo practicar, en lo segundo estoy superando metas y este espacio es un reflejo de ello y de lo tercero… bueno, poco a poco…

No voy a ser maestra en bonsáis de la noche a la mañana, pero estoy segura de que no tardaré mucho en hacerme con uno. Aunque mi verdadero objetivo es conseguir aguacates, otras frutas y plantas aromáticas. Del árbol al plato, ese va a ser mi nuevo lema. Este fin de semana lo he pasado rodeada de naturaleza en unos pueblos maravillosos de la provincia de Soria. He visitado el parque natural de la Laguna Negra y allí, justo cuando admiraba el poder mágico de estar rodeada de pinos, empezó todo este plan que acabará con una mesa de hierro (de esas que tienen mosaicos encima y pesan una tonelada) y sus dos sillas en un rincón de lo más verde donde pienso tomar café todas las mañanas.

Muchas veces no somos conscientes de la suerte que tenemos. No solemos pararnos a pensar cómo mejorar nuestro espacio y empezamos, como locos, a buscar otro lugar en el mundo en el que sentirnos bien. Ser feliz, a veces, consiste más en soñar bonito que alto y en conseguir día a día pequeñas metas que te hagan sentir muchísimo mejor. Si hoy no puedes ir a Japón, empieza por preparar tu propio sushi. Seguro que el día que visites el país valorarás muchísimo más el trabajo que hay detrás de cada plato y a lo mejor puedes hacer, allí mismo, un taller de cocina tradicional. Yo igual me animo y planto un almendro, para disfrutar de sus flores en febrero.

Mañana seguiré con mi jardín.

Nos leemos la semana que viene.

Júlia

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